Veo mi historial en las redes y
me da un poco de vergüenza. Falta de libertad, miedo. ¿Miedo a qué? ¿A que me
conozcan cómo soy? ¿A que se sepa quién soy? No lo sé, pero veo miedo.
Siento el miedo. Casi lo toco. Estos días martillean en mí mensajes que
me empujan a ser un poco más libre. Un poco más valiente. El viejo riesgo zero
se adueñaba de nuevo de mí, envolviéndome con
su lado más oscuro.
¿Qué amor es ese que no habla del
amado?
Pero, este fin de semana he visto
milagros. Me los han enseñado. He visto una cara rota por el dolor, traspasada
por la culpa. Una sonrisa bella, con la belleza que Dios pone en sus hijos, que
no se atreve a salir. Una mirada tímida. Un corazón que no se sabe perdonado.
He visto vidas sin sentido,
desnortadas. Odios y rencores dirigidos a inocentes. Amor que no es capaz de
pasar. Puertas cerradas. Caras tristes, desconfiadas, agrias. Una luz muy vaga.
Oscuridad. Desesperanza. Una sombra oscura que lucha por permanecer, y sabe que
no tiene nada que hacer. Sus horas están contadas.
He visto seguridades agarradas en
piedras que caen. Miradas firmes, seguras, que no saben que el suelo estaba a
punto de deshacerse bajo sus pies. El mundo parece fuerte, orgulloso. Promete
lo que no puede. Ofrece lo que no tiene. Tan bien envuelto, tan atractivo…
He visto rayos de luz que han
iluminado las sombras, con delicadeza. Me he tapado un poco los ojos y he visto
alguna sonrisa. Tímida, afectuosa. Lágrimas en ojos que no sabían llorar.
Alegría en almas que se habían olvidado de vivir.
He visto miedo. El mundo ofrece
regalos tan bien envueltos, tan atractivos… El calor derrite el miedo con
calma, con paciencia, pidiendo permiso para entrar.
He visto puertas sin picaporte
que se iban abriendo desde dentro y dejaban pasar un poco de aire, un poco de
luz. La sombra retrocede, pero sigue susurrando en los oídos promesas que no
puede cumplir. Regalos que sabe que no puede prometer. Sólo tiene vacío,
tristeza. No es.
Manchas que la luz va enseñando.
Calor. Caminos que recorrer. Esperanzas que compartir, y la cara triste que
sonríe cada vez más. Culpa que se agarra fuerte a un corazón que se sabe
salvado. Heridas que cierran. Cicatrices que permanecen. Ilusión.
Miro y veo alegría que no
encuentra del todo su camino. Fuerza, ilusión, esperanza. Veo sonrisas que
desbordan. Veo ojos que sonríen en una cara ilusionada. Morriña en el acento
que calienta el alma. Palabras que transmiten ilusión y esperanza.
Miro hacia dentro y veo puertas
que no han querido abrirse aún. Casa que conoce la luz, pero ha dejado paso a
las sombras. Puertas que abren una rendija por las que pasan torrentes de aire
fresco. Ilusión nueva, esperanza. Proyectos que rejuvenecen el alma y le dan
nuevas fuerzas.
Siento un abrazo que me envuelve,
y hace que mi alma mire a lo alto. Lagrimas que humedecen mi hombro. Animador
que encuentra consuelo. La cara rota ahora sonríe, las vidas encuentran su
norte, los suelos se vuelven firmes. El mundo vuelve a su sitio, la esperanza lo ha puesto
en su lugar. Personas que son más libres.
La vida de los hijos de Dios se
ha ido haciendo sitio, sin hacerse notar, discreta. Riéndose de los miedos,
calentando los corazones, clamando libertad.
Alegría desbordante. Luz que llena todos los rincones. Ojos abiertos que se dejan bañar. Sombras en desbandada, se retiran, esperando mejor momento. Se comparten sonrisas. Se ilusionan proyectos. ¡Que bien se está aquí! Miradas hacia un frente lleno de esperanza. la lucha volverá mañana. La esperamos. El León de Judá luchará con nostros.
He vuelto a la vida. Hoy las
nubes brillan blanco, la oficina es más alegre, el trabajo más ligero. Hoy la
vida es divertida, la luz la ha transformado. Las caras se van pintando con
esperanza. Un lunes divertido. Nuevos proyectos, nuevas alegrías, más luz.
Hoy aprecio una vez más que
sigues en mi vida. Gracias Jesucristo, por compartirla, por seguir siendo mi amigo.
Gracias por empujarme de nuevo a la casa del Padre, gracias por ese abrazo,
gracias por ese anillo. Ayúdame a compartir el ternero cebado, ayúdame a llevar
más gente a la fiesta, ya sabes que soy muy tímido.
No sé si seguiré escribiendo, no
sé si estas vivencias verán luz, pero quiero seguir estando en tus milagros,
quiero tenerte cerca, quiero vivir contigo.