martes, 25 de marzo de 2014

Fin de semana de milagros


Veo mi historial en las redes y me da un poco de vergüenza. Falta de libertad, miedo. ¿Miedo a qué? ¿A que me conozcan cómo soy? ¿A que se sepa quién soy? No lo sé, pero veo  miedo.  Siento el miedo. Casi lo toco. Estos días martillean en mí mensajes que me empujan a ser un poco más libre. Un poco más valiente. El viejo riesgo zero se adueñaba de nuevo de mí, envolviéndome con  su lado más oscuro.
¿Qué amor es ese que no habla del amado?
 
Pero, este fin de semana he visto milagros. Me los han enseñado. He visto una cara rota por el dolor, traspasada por la culpa. Una sonrisa bella, con la belleza que Dios pone en sus hijos, que no se atreve a salir. Una mirada tímida. Un corazón que no se sabe perdonado.
 
He visto vidas sin sentido, desnortadas. Odios y rencores dirigidos a inocentes. Amor que no es capaz de pasar. Puertas cerradas. Caras tristes, desconfiadas, agrias. Una luz muy vaga. Oscuridad. Desesperanza. Una sombra oscura que lucha por permanecer, y sabe que no tiene nada que hacer. Sus horas están contadas.
 
He visto seguridades agarradas en piedras que caen. Miradas firmes, seguras, que no saben que el suelo estaba a punto de deshacerse bajo sus pies. El mundo parece fuerte, orgulloso. Promete lo que no puede. Ofrece lo que no tiene. Tan bien envuelto, tan atractivo…
 
He visto rayos de luz que han iluminado las sombras, con delicadeza. Me he tapado un poco los ojos y he visto alguna sonrisa. Tímida, afectuosa. Lágrimas en ojos que no sabían llorar. Alegría en almas que se habían olvidado de vivir.
 
He visto miedo. El mundo ofrece regalos tan bien envueltos, tan atractivos… El calor derrite el miedo con calma, con paciencia, pidiendo permiso para entrar.
He visto puertas sin picaporte que se iban abriendo desde dentro y dejaban pasar un poco de aire, un poco de luz. La sombra retrocede, pero sigue susurrando en los oídos promesas que no puede cumplir. Regalos que sabe que no puede prometer. Sólo tiene vacío, tristeza. No es.
 
Manchas que la luz va enseñando. Calor. Caminos que recorrer. Esperanzas que compartir, y la cara triste que sonríe cada vez más. Culpa que se agarra fuerte a un corazón que se sabe salvado. Heridas que cierran. Cicatrices que permanecen. Ilusión.
 
Miro y veo alegría que no encuentra del todo su camino. Fuerza, ilusión, esperanza. Veo sonrisas que desbordan. Veo ojos que sonríen en una cara ilusionada. Morriña en el acento que calienta el alma. Palabras que transmiten ilusión y esperanza.
 
Miro hacia dentro y veo puertas que no han querido abrirse aún. Casa que conoce la luz, pero ha dejado paso a las sombras. Puertas que abren una rendija por las que pasan torrentes de aire fresco. Ilusión nueva, esperanza. Proyectos que rejuvenecen el alma y le dan nuevas fuerzas.
 
Siento un abrazo que me envuelve, y hace que mi alma mire a lo alto. Lagrimas que humedecen mi hombro. Animador que encuentra consuelo. La cara rota ahora sonríe, las vidas encuentran su norte, los suelos se vuelven firmes. El mundo  vuelve a su sitio, la esperanza lo ha puesto en su lugar. Personas que son más libres.
 
La vida de los hijos de Dios se ha ido haciendo sitio, sin hacerse notar, discreta. Riéndose de los miedos, calentando los corazones, clamando libertad.
 
Alegría desbordante. Luz que llena todos los rincones. Ojos abiertos que se dejan bañar.  Sombras en desbandada, se retiran, esperando mejor momento. Se comparten sonrisas. Se ilusionan proyectos. ¡Que bien se está aquí! Miradas hacia un frente lleno de esperanza. la lucha volverá mañana. La esperamos. El León de Judá luchará con nostros.
 
He vuelto a la vida. Hoy las nubes brillan blanco, la oficina es más alegre, el trabajo más ligero. Hoy la vida es divertida, la luz la ha transformado. Las caras se van pintando con esperanza. Un lunes divertido. Nuevos proyectos, nuevas alegrías, más luz.
 
Hoy aprecio una vez más que sigues en mi vida. Gracias Jesucristo, por compartirla, por seguir siendo mi amigo. Gracias por empujarme de nuevo a la casa del Padre, gracias por ese abrazo, gracias por ese anillo. Ayúdame a compartir el ternero cebado, ayúdame a llevar más gente a la fiesta, ya sabes que soy muy tímido.
 
No sé si seguiré escribiendo, no sé si estas vivencias verán luz, pero quiero seguir estando en tus milagros, quiero tenerte cerca, quiero vivir contigo.